El equipo fotográfico que uso
Como les comenté en una publicación anterior (Cómo descubrí el avistamiento de aves y fotografía de aves), la Nikon D7100 era la cámara que usaba cuando inicié mi camino en la fotografía de aves. En su momento, la acompañé de un lente Sigma 150-600mm Contemporary.
La falta de precisión y rapidez en el enfoque, así como las limitaciones del sensor relacionadas con el rendimiento en condiciones de poca luz (muchas veces la norma para fotografía de aves) me hicieron dar el salto a un cuerpo de mejores prestaciones. Durante algunas semanas tuve la oportunidad de probar una D7500. Aunque los resultados mejoraban bastante, el equipo seguía teniendo ciertas limitaciones, entre ellas no tener sensor full frame.
Estaba bastante inclinado por dar el salto a la tecnología “sin espejo”. Dado que había sido usuario de Nikon durante toda mi travesía fotográfica (llegando a conocer bien la marca y sus equipos y sintiéndome a gusto con los resultados), decidí que era una buena oportunidad para probar las cámaras mirrorless y avanzar hacia un sensor full frame. Así que me puse en la tarea de investigar las diferentes opciones y leer muchas reseñas e información sobre el rendimiento de los equipos sin espejo de Nikon.
En general, las impresiones que encontré eran buenas. Aunque el autofocus no había sido una de sus fortalezas, el fabricante estaba haciendo un buen trabajo mejorándolo mediante actualizaciones de firmware. Para cuando yo llegué al equipo, que había sido lanzado a finales de 2018, ya existían varias de estas mejoras.
Me inicio en el mundo “sin espejo” (mirrorless)
Después de pensarlo bien y de querer definitivamente aprovechar las ventajas de la tecnología mirrorless, en diciembre de 2019 me decidí por una de las nuevas full frame de la línea Z de Nikon, la Z6. Las virtudes de este tipo de cámaras en cuanto a precisión/rapidez de enfoque, sus sensores mejorados y la posibilidad de tener el histograma y exposición en tiempo real son grandísimas ventajas al momento de fotografiar aves. Poder decidir la exposición correcta en condiciones de luz cambiantes o difíciles puede hacer la diferencia entre lograr la foto que se quiere o perder una oportunidad única para siempre. De esto escribiré con mayor detalle más adelante en otra publicación y también les contaré cómo me acostumbré a este nuevo proceso fotográfico, que en las mirrorless es un poco diferente al de las cámaras DSLR.
La diferencia fue notable desde la primera salida. De entrada, el sensor full frame permitía mayor resolución y por ende mejor detalle en las fotografías. Por otro lado, a pesar de que el lente Sigma no era el más rápido enfocando y que también perdía algo de velocidad por el adaptador FTZ, realmente los resultados mejoraron significativamente. Pude empezar a tomar fotografías en condiciones de luz más demandantes, en situaciones más complejas y con un poco más de libertad creativa.
Nota al margen: el adaptador Nikon FTZ permite acoplar en las cámaras de su nueva línea Z los lentes diseñados para la anterior montura F.
Se requiere porque la nueva montura Z es más ancha/amplia que la de sus predecesoras. En términos generales, todos los lentes modernos funcionan al 100% con dicho aditamento, sin embargo se debe tener en cuenta que se puede generar una reducción (no exagerada) en la velocidad de enfoque. Esto es algo que se puede contrarrestar de varias maneras y a lo que uno finalmente termina adaptándose.
En los casi 2 años que llevo usando esta nueva tecnología no he visto que sea algo que realmente impida obtener buenos resultados, más aún cuando lo que se gana en precisión de enfoque con las cámaras mirrorless es notable.
Lo que se gana en precisión y capacidad de enfoque con poca luz (o con diafragmas cerrados) sopesa bastante lo que se pierde en velocidad de enfoque. Adicionalmente, una vez el sujeto está en foco, las mirrorless hacen un muy buen trabajo manteniendo el enfoque y reaccionando rápido a los cambios de plano del sujeto o las necesidades de re-enfoque.
Los resultados mejoraron significativamente pero…
El nuevo equipo me permitió obtener mejores resultados en las salidas de campo, logrando muchísimo mejor foco en el ojo del ave y bastante mejor detalle en general. Adicionalmente, pude empezar a utilizar configuraciones de ISO más altas y el ruido se redujo a su mínima expresión. Lo anterior principalmente porque al tener la información de exposición e histograma, en tiempo real, me podía asegurar de no subexponer la foto, algo que cuando pasa incrementa el nivel de ruido exponencialmente. Más adelante en una futura publicación les contaré un poco más acerca de esto y cómo lo entendí gracias a un curso que tomé a finales de 2020 con el reconocido fotógrafo de aves Memo Gómez.
Volvamos al tema. A pesar de ver una marcada mejoría en las fotos con la nueva cámara, sentía que en algunas ocasiones el lente me estaba impidiendo lograr los resultados deseados, así que empecé a evaluar la posibilidad de realizar un cambio en ese campo también.
Uno de los opcionados era el Nikon 200-500mm, un lente bastante conocido y usado por muchos fotógrafos de naturaleza, el cual ha probado ya su calidad y potencial. Sin embargo, no veía que la diferencia versus el Sigma 150-600mm fuera lo suficientemente significativa como para decidirme por esta opción de Nikon, muy similar y sin embargo un 50% más costosa.
Así que busqué alternativas un poco más avanzadas y no pude evitar dejarme cautivar por la versatilidad y superioridad óptica del Nikon 500mm f/5.6 PF. A pesar de ser un lente tele fijo, su tecnología PF (Phase Fresnel) lo hacía significativamente más liviano y pequeño en comparación con el 200-500mm. Adicionalmente, su velocidad de enfoque era superior. Todo esto probaría ser una gran ventaja en campo en el futuro.
La fotografía de aves estaba resultando ser una actividad tan apasionante, de tanto disfrute y con tanta proyección en mi vida, que decidí dar el salto a esta mejor óptica, a pesar de que implicaba un incremento considerable de presupuesto. Este hobby no solo se había convertido en un polo a tierra, como ya les conté en esta publicación: Cómo descubrí el avistamiento de aves y fotografía de aves, sino que definitivamente sentía que era algo a lo que me podía dedicar por el resto de mi vida. Hay tantas aves por ver, incluso solo aquí en Colombia, que los pajareros tenemos entretención asegurada por muchísimos años si nuestro propósito es el de fotografiarlas todas. O al menos la mayor cantidad posible.
Pude llevar mi fotografía a un siguiente nivel
Con esta nueva combinación, la mirrorless Z6 y el lente 500mm f/5.6 PF, pude empezar a ser más aguerrido en las salidas a campo y los resultados volvieron a mejorar notablemente, por ejemplo en fotos de aves en vuelo o aves en bosques con condiciones de luz no favorables.
Además, el tamaño y peso de este nuevo lente me permitía usar mi equipo fotográfico prácticamente durante todo el día sin necesidad de usar trípode u otra clase de apoyo. Esto resultó ser una gran ventaja puesto que podía acomodarme muy rápidamente a condiciones cambiantes o para buscar mejores ángulos para la fotografía. Lo anterior es particularmente útil cuando se está en campo buscando aves en bosques o hábitats naturales. En esos casos, las aves pueden posarse prácticamente en cualquier lugar alrededor del fotógrafo, arriba o abajo, así que el hecho de tener la posibilidad de disparar la cámara handheld (sostenida en los brazos sin necesidad de apoyo) puede ser la diferencia entre lograr la foto o perder el momento.
Durante varios meses saqué el máximo provecho de este nuevo equipo y logré hacer fotos que en otras condiciones no me hubiera imaginado.
El salto final
Finalmente, se me presentó la oportunidad de hacer otra actualización de equipo. Habiendo probado y comprobado las ventajas de la línea Z de Nikon y de la tecnología mirrorless, y conociendo también sus puntos débiles pero teniendo “antídotos” para ello, decidí que estaba listo para dar el siguiente paso. Avancé hacía la última tecnología de Nikon (en su momento) para cámaras full frame sin espejo: la Z7 II.
Un mejor rendimiento en el enfoque automático y una mayor resolución del sensor (45,7 versus 24,5 megapíxeles de la Z6) fueron los principales motivantes. Especialmente la resolución, puesto que al tener mayor densidad de píxeles (en la misma área de sensor) iba a poder lograr mayor detalle en las fotos (uno de mis principales objetivos con mi fotografía).
Esto sería muy útil, por ejemplo, en el caso de aves en vuelo o en hábitats naturales, que no siempre están cerca. Así que me iba a poder beneficiar de esta ventaja para no perder mucho detalle al momento de hacer el recorte. Incluso en fotografías de aves en comederos, a las que usualmente uno puede acercarse más, también iba a poder aprovechar este aumento de resolución y así obtener el mayor detalle.
Llegamos así al final de esta publicación. Este es el equipo que utilizo hoy en día: la poderosa Z7 II con el lente 500mm PF de Nikon. No solo estoy a gusto con su rendimiento sino que de seguro es un combo que podré seguir usando durante muchos años y al que podré sacarle el máximo provecho en las siguientes etapas del desarrollo de este hobby/proyecto.
El equipo ha probado ser una excelente, confiable y consistente opción para realizar fotografía de aves en los diferentes escenarios a los que nos podemos enfrentar:
- En movimiento o en vuelo.
- Especies muy dinámicas e inquietas.
- En condiciones de luz desafiantes (fotos en bosque a ISO 16.000 🤯).
- Muy cercanas (la precisión del enfoque es vital debido a que la profundidad de campo se reduce considerablemente).
- Muy lejanas (la resolución del sensor puede hacer la diferencia al momento de hacer el recorte).
Antes de terminar, estas son algunas de las ventajas que considero muy importantes de esta combinación:
- Rango dinámico del sensor y capacidad para recuperar información de sombras e iluminaciones en situaciones de exposiciones complicadas (por ejemplo especies con plumajes que son una mezcla de colores muy brillantes y muy oscuros).
- Versatilidad para usar configuraciones de ISO sorprendentemente altas que generan niveles de ruido aceptables y en algunos casos casi que nulos.
- Tamaño y peso reducido de todo el equipo, una ventaja al momento de realizar salidas de campo.
- Excelente calidad óptica del lente.
- Excelente manejo del color.
- Posibilidad de tener “live view” e histograma en tiempo real. Quizás la característica más competitiva de las mirrorless frente a las DSLR.
😄 Espero que hayan disfrutado de esta entrega. Les recuerdo que pueden seguirme en redes como @birdingpablo. No olviden dejar sus comentarios, opiniones o inquietudes abajo, con gusto estaré atento a responderles. 👇
Cambio y fuera. ✌
Hola Pablo, coincidimos en casi todo lo referente al equipo: empezé con cámaras Nikon análogo, luego salté a Nikon digital con la icónica D90. Me entusiamé con la D-500 (la cual conservo con cariño) y lente 200-500, hasta que por su agobiante peso hacía de las pajareadas agobiantes jornadas hasta que vi la luz y y me decidí dar el salto al full frame con la Z 7ii y lente 500 👍👍🤗
Hola Carlos Arturo, gracias por leer.
Qué buen camino en cuanto a equipos. En mi caso no tuve la oportunidad de usar las Nikon análogas, hubiera sido genial. Mi primera cámara fue realmente la D5000. Antes de eso había tenido la oportunidad de usar una Sony DSC (no recuerdo la referencia exacta) que mi novia en ese entonces (ahora esposa) me prestaba. Sin embargo, la D5000 fue la cámara con la que realmente me inicié en la fotografía.
Esa D90 fue un total éxito de su época (un amigo spotter la ha usado durante años y todavía le da palo y le responde).
Qué bueno que diste el paso a full frame y mirrorless. La diferencia en algunos aspectos es abismal. La combinación de la Z7 II + el lente 500 PF es una de las opciones más versátiles y poderosas que ofrece hoy el mercado para fotografía de acción/naturaleza.
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Saludos y gracias por comentar.