Cómo descubrí el avistamiento y fotografía de aves

Pigüa - Milvago chimachima
Pigüa – Milvago chimachima

Necesidad de “volver a lo básico”

Era alrededor de mitad de año en 2019 y cómo les conté en mi primer post estaba viviendo un momento difícil. Principalmente, porque estaba sufriendo un serio trastorno de sueño que había afectado tanto mi vida profesional como personal.

Por ese entonces estaba procurando encontrar formas de mitigar esto y haciendo todo lo posible para sobreponerme a la situación. 💡 Pensé que una buena manera de auto-cuidado y de “volver a lo básico” podría ser la de retomar mi hobby de la fotografía, así que decidí empezar a llevar mi cámara de nuevo a mis vuelos. Esa fue la primera parte, incluirla en la maleta y volver a tomar fotos como antes.

El avistamiento de aves existe como hobby

La otra parte llegó porque, por alguna razón, me di cuenta de que el avistamiento y fotografía de aves existía como actividad. Probablemente fue una respuesta a mis oraciones, o una simple coincidencia, pero empecé a interesarme en este hobby. Recuerdo que en Twitter me topé con publicaciones de Memo Gómez, Diego Emerson Torres, Jaime Andrés Herrera, entre otros, y los empecé a seguir. Regularmente publicaban fotografías de aves y esto me resultó muy interesante. Gracias a personas como ellos entendí que la observación de aves existía.

Al momento no tenía idea siquiera de cómo empezar, a dónde ir o qué hacer. En el pasado había tomado algunas fotos de aves en mis viajes familiares, porque siempre he sentido una fascinación por ellas, pero realmente era muy esporádico y solo lo hacía cuando durante el viaje se me daba alguna oportunidad de hacerlo sin mayor esfuerzo.

Actualización de Equipo

En ese momento tenía una 📷 Nikon D7100 con diferentes lentes, incluyendo un 18-300mm. La verdad es que no era el equipo adecuado para la tarea de fotografiar aves, así que lo primero que hice fue investigar para encontrar un lente asequible y más apropiado. Luego de varios días de consulta me decidí por un Sigma 150-600mm Contemporary. Las principales razones fueron precio y peso. En primer lugar porque, siendo una actividad nueva para mí, quería empezar “por el principio” y no realizar una inversión alta sin saber si la practicaría a largo plazo. Adicionalmente, porque necesitaba optimizar todo el espacio y peso posible para poder llevar el equipo conmigo en mis viajes.

Con este lente más adecuado, empecé a explorar opciones para ir a probarlo. Lo primero que se me ocurrió fue visitar un parque cercano y simplemente buscar alrededor para fotografiar lo que pudiera ver. No tenía ni idea de lo que hacía, pero al menos tenía toda la intención de probar. 😅

Nota: en una publicación posterior les contaré a qué equipo me actualicé después (la cámara y lente que uso hoy en día).

Primeros Pinitos

Recuerdo que en esa primera oportunidad no fue mucho lo que vi, pero logré encontrarme de cerca con una Pigüa (Milvago chimachima), pude también ver una Guacharaca (Ortalis columbiana) muy escondida en un árbol y al infaltable Atrapamoscas Pechirojo (Pyrocephalus rubinus).

Pigüa - Milvago chimachima
Pigüa – Milvago chimachima
Atrapamoscas Pechirrojo - Pyrocephalus rubinus
Atrapamoscas Pechirrojo – Pyrocephalus rubinus

Esta salida, aunque muy exploratoria aún, realmente colmó mis expectativas. También me permitió darme cuenta de que ahí, más cerca de lo que uno imagina, en un parque totalmente incrustado dentro de la ciudad, había seres vivos que nunca me había detenido a observar 🤯. Nunca pensé poder verlos dentro de una “selva de cemento” (aunque Cali es realmente una ciudad con zonas verdes importantes).

Los resultados de este primer ejercicio me parecieron aceptables. Poder ver las aves más de cerca en mis fotografías, obteniendo detalles que a simple vista es imposible observar, me motivó a seguir indagando por este interesante mundo del pajareo que estaba apenas empezando a descubrir.

Guacharaca - Ortalis columbiana
Guacharaca – Ortalis columbiana

Casualidades

En la noche, buscando en Google los nombres de las aves que había visto (en ese momento no diferenciaba entre un Guaraguaco y un Águila 🤣), encontré algunas fotos de Augusto Ilián y su cuenta de Flickr. De inmediato su nombre se me hizo conocido. Con ese apellido, poco común, era muy probable que fuera el mismo Augusto que había conocido unos 20 años atrás, cuando yo todavía era adolescente y disfrutaba mi goma por la aviación en el mundo del Flight Simulator de Microsoft. Por aquella época, Augusto había fundado una comunidad de aviación y aerolínea virtual llamada Aerocol, con la cual algunos de quienes somos hoy en día pilotos comerciales tuvimos alguna relación.

A través de Flickr logré contactarlo y pudimos conversar un rato por teléfono. Efectivamente era el mismo Augusto y por casualidades de la vida también vivía en Cali y practicaba la fotografía de aves. Llevaba algunos años en esta actividad y se conocía todos los “pajareaderos” del Valle del Cauca. También conocía muchas personas de la comunidad de pajareros, así que de manera muy amable se ofreció a ayudarme y orientarme.

Una de mis principales preocupaciones tenía que ver con que no me parecía muy buena idea salir con equipo fotográfico costoso a la calle o a parques abiertos al público. Eso fue lo primero que me recomendó Augusto y me sugirió varios lugares que él conocía, en los cuales se podía hacer avistamiento de aves con “todas las de la ley”. Se ofreció a llevarme a esos sitios, así que nos programamos para la primera salida.

Las semanas y meses siguientes conocí lugares de ensueño para la observación de aves como Finca La Minga, Finca Alejandría – El Paraíso de los Colibríes, Finca La Conchita, Avistamiento de Aves Doña Dora, Laguna de Sonso, e incluso sitios que se volvieron mis favoritos como Finca La Florida – El Bosque de las Aves y Bosque de Niebla Birding and Nature. De todos estos lugares escribiré más adelante en este blog.

Encontré una terapia

Entre más me adentraba en este sorprendente mundo de la observación de aves más me iba cautivando e interesando. Tanto que empecé a pajarear desde el balcón de mi apartamento y en las fincas de familia o amigos, en donde se mezclaban las visitas y paseos con la búsqueda de estos seres alados entre las ramas y los arbustos.

Esta nueva actividad no solo me permitió reconectarme con la naturaleza y reencontrarme conmigo mismo (a través de la fotografía), sino que en parte me ayudó también a navegar el momento de crisis por el que atravesaba (debido al trastorno de sueño que les comenté anteriormente).

Desde 2019, todas las semanas procuro realizar al menos una salida o actividad de avistamiento de aves. Este hobby se ha convertido como en una terapia 💪. Un momento de desconexión total de lo cotidiano y de reconexión con el yo interior y con la naturaleza, actividades que hoy en día son tan esenciales para el ser humano como hace algunos milenios lo fueron para nuestros ancestros.

El pajareo me cambió la vida

El pajareo se ha vuelto parte tan fundamental de mi vida que incluso mis pequeños hijos se han motivado a practicarlo. Esto los ha llevado a interesarse por hobbies tan sanos como la fotografía y el contacto con lo natural, algo que realmente agradezco.

Se volvió casi que una necesidad, una especie de polo a tierra que me permite semanalmente descargar lo negativo y recargar energías. Ese contacto con el verde, con la tierra, con el aire fresco y puro de los bosques me ha cautivado por completo. Esa sensación indescriptible de liberación y novedad en el espíritu ha sido algo realmente revelador. De tal impacto que podría decir que me cambió la vida 🤩.

En una publicación posterior les contaré un poco más acerca de cómo el pajareo ha sido un bálsamo de vida para muchos de nosotros durante la pandemia. Gracias a ese “paro” repentino al que fuimos obligados por el COVID-19, muchas personas alrededor del mundo conocieron este hobby, se interesaron por observar su entorno y encontraron en la conexión con las aves y la naturaleza un método de sanación, un aliciente que les ha ayudado a afrontar esta compleja crisis que aún vivimos.

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